El periodista Alfredo Pinoargote, en su comentario semanal, recordó que el expresidente Rafael Correa pidió que se lo excluya de las elecciones del 2017, después no solo escogió a su sucesor sino también al binomio. En ese contexto Correa retiró su candidatura a la tercera reelección consecutiva porque se desinfló la bonanza, pero mantuvo la liquidez del Estado candidato con un agresivo endeudamiento, no solo para apuntalar la campaña electoral sino para despedirse inaugurando obras."Una retirada deja espacio al enemigo, ese es el meollo de la estrategia", apostilló. En cambio, un retiro es la jubilación política. Las retiradas las hacen los líderes fuertes para volver, los retiros la practican aquellos que nunca volverán, en consecuencia, después de abrirle sitio a la alternancia es lógico que se pase de la confrontación al diálogo. Para Pinoargote los diálogos no plantean, en ninguna parte, cambio alguno al modelo político del Estado rector y al modelo económico de socialismo de Estado, "brotan simplemente para bajar la tensión del empate técnico de la segunda vuelta, por tanto, es necesario darle credibilidad con un entorno de desavenencias que sirven de fuegos artificiales a la despedida. Por eso -dice- que un cambio solo puede venir de una oposición de verdad. "Por ahora la oposición anestesiada no puede descartar el diálogo después de 10 años de salvaje confrontación, mientras la confrontación se despide violentamente del diálogo para darle credibilidad", acotó.